Este es el Valle Brembana, una tierra dura pero llena de hospitalidad y humanidad, que ofrece pródigamente a aquellos que aprenden a conocerla y a amarla.
Se entra en el Valle Brembana una vez que se llega a la Ventolosa de Villa D’Almé. La carretera gira bruscamente a la derecha, bordea la Botta di Sedrina, recorre un trecho de un par de kilómetros y llega a Sedrina, donde es obligado hacer una parada para visitar la magnífica parroquia, admirable obra de Mauro Codussi ( a cuyo genio arquitectónico se deben numerosos monumentos en Venecia). Esta parroquia conserva en su interior un verdadero tesoro: un retablo de Lorenzo Lotto. Después, la carretera, (que sigue el trazado de la antigua Priula y que pronto será sustituida por una nueva), nos lleva aquí hacia los puentes, de los cuales el más antiguo está formado por multitud de pequeños arcos. Fue de este puente desde donde se tiró al río Paci Paciana, llamado también el “Padrú” (el dueño) del Valle Brembana, cuya vida se ha convertido en leyenda. Si se gira a la izquierda se llega a la industriosa Brembilla. Siguiendo por el eje principal del valle, se entra en la vasta y verde cuenca de Zogno, que con sus más de diez mil habitantes, su industria, sus oficinas, es la capital del Valle. También forman Zogno numerosas fracciones, algunas inmersas en el verde de los pastos y de los bosques, que llegan hasta los mil metros de altitud. La gran Cruz del Canto Alto preside toda la cuenca de Zogno.
En Zogno, el turista puede visitar el “Museo del Valle” y la zona monumental de la iglesia y del convento de Romacolo, sin dejar de ver la parroquia de Grumello de Zanchi, que conserva preciosos lienzos de De Pieri; en Stabello se puede contemplar una iglesia románica bien conservada; es en Poscante, una de las fracciones de Zogno, donde nacieron los pintores Licini y Gavazzi; en Endenna, se encuentra una de las más antiguas iglesias del Valle, en la cual se conserva el cráneo del apostol Barnaba. Si continuamos nuestro viaje llegamos a Ambria (observamos a la izquierda las tres fuentes y algunas antiguas e interesantes construcciones del mil cuatrocientos) y, por fin, llegamos a la estación de turismo más famosa de toda la provincia: San Pellegrino Terme. Algunos de sus edificios más famosos son el “Grand Hotel”, y el “Casinó”. Podemos encontrar además numerosos hoteles donde alojarnos. Aquí se embotella la famosa agua mineral San Pellegrino Terme, que se exporta a todo el mund. San Pellegrino Terme es, innegablemente, uno de los puntos de turismo más importante de la Lombardía.
Desde allí continuamos nuestro camino hasta San Giovanni Bianco, el pueblo de los puentes (de hecho tiene hasta siete, algunos de construcción antigua). En San Giovanni Bianco nacieron Carlo Ceresa y Giovanni Busi, más conocido como el “Cariani”. Pero, antes de llegar a San Giovanni Bianco, merece la pena realizar una excursión a Dossena, para hacer una visita a la antiquísima iglesia rural, que conserva preciosos lienzos de Veronese, Santacroce, Ceresa, de Ridolfi, Cassana, Reimier, Meevens, Cefrondi, etc. Se puede descender a San Giovanni Bianco pasando por San Pietro d´Orzio. Dejando San Giovanni, no se puede dejar de visitar el centro monumental de Cornello dei Tasso, una verdadera joya urbanística del Valle Brembana. Después, se puede ir “más allá de la Goggia”, en el alto valle, donde está el pueblo de Lenna, con su magnífica iglesia neogótica de San Martino (en la cual se conservan preciosas obras de arte: un retablo de Lattanzio da Rimini y esculturas de Andrea Fantoni). En Piazza Brembana, el Valle Brembana se abre en abanico.
A la derecha, Valnegra y el Valle de Roncobello, "la perla verde del valle"; más allá, Isola di Fondra, después Trabuchello y, por fin, Branzi, donde se inician dos ramos secundarios: el de Carona (desde donde muchos turistas comienzan su ruta hacia los legendarios “Lagos Gemelos” y a la zona alpina del Rifugio Calvi) y el de Valleve y Foppolo, centros de esquí de primer orden, meta para los esquiadores de toda Europa. A la izquierda, Olmo al Brembo, punto de partida para otros valles: el Valle Stabina (con Cassiglio, Ornica y Valtorta, otros puntos de montaña que han conservado la cálida átmosfera humana del pasado), el Valle Averara, con Averara (donde se puede encontrar el admirable edificio que albergó a Gabellieri della Serenissima), Santa Brígida y Cusio (donde se encuentra el Monte Avaro con sus maravillosas pistas de esquí), el Valle de Mezzoldo, con Piazzolo, Piazzatorre (la llamada “vieja dama” del turismo del valle Brembana, una zona de esquí muy conocida desde hace décadas) y Mezzoldo, que es es el punto final de la via Priula y el punto desde el que comienza una carreterra con un bello panorama que nos lleva a Cá San Marco y al paso por el que se llega a Morbegno. Nuestro viaje a través del Valle Brembana acaba aquí, en estas montañas, donde, durante el período estival, abundan los rebaños de vacas, con cuya exquisita leche se hace el típico “formai de mut”, un inimitable producto de las Orobie.
El entorno natural del Valle Brembana. Ciertamente, la profundización en un tema científico queda fuera de los puntos tratados dentro de una guía turística.
Sin embargo, resulta fascinante saber que, hace millones de años, un cálido sol tropical brillaba en el Valle Brembana. No cabe duda de que el actual interés por hayar testimonios fósiles que prueban este hecho reclama la atención de numerosos investigadores que estudian la sucesión de las eras geológicas. Por otro lado, incluso la curiosidad del turista se despierta cuando puede ver entre las rocas los restos calcificados de una vida prehistórica. Si retrocedemos millones de años, el mar Mediterráneo era mucho más extenso que hoy y estaba unido de una forma más abierta al océano Atlántico y al Índico. Italia no existía, y Europa y África eran más pequeñas que en la actualidad, estando formadas sólo de su núcleo central. Europa estaba formada por las actuales llanuras de la Rusia europea, de Polonia, de Alemania y de Francia. Este estado de cosas se conservó de manera bastante estable hasta que, hace 50 millones de años, el continente africano comenzó a deslizarse paulatinamente hacia el europeo. Esto causó el plegamiento de las superficies terrestres, creando las cadenas montañosas de los Pirineos, de los Alpes y de los Balcanes. Los Apeninos surgieron de las aguas del antiguo Mar Mediterráneo algunos millones de años después. Al mismo tiempo, este deslizamiento de las placas tuvo el efecto de cerrar el Mar Mediterráneo por Gibraltar y por Siria y Turquía, transformándolo en un inmenso lago salado seco. Sólo hace pocos millones de años, y siempre debido al acercamiento de África y Europa, se abrió una profunda fisura en Gibraltar, que permitió al océano Atlántico llenar con sus aguas el Mediterráneo, dándole un aspecto similar al que hoy tiene.
El último ajuste importante tuvo lugar hace unos 20000 años, cuando un hundimiento en el Bósforo unió el nuevo Mediterráneo con el mar Negro. El agua dulce y fría del norte de Rusia, a través del mar Negro y del Egeo, fluyó en el Mediterráneo bajando su temperatura y salinidad. Con este hecho, la cuenca del este mar adquirió una configuración geográfica y climática semejante a la actual y pudo acoger al hombre primitivo más evolucionado – el Homo Sapiens – a partir del cual, a través de acontecimientos prehistóricos e históricos bien conocidos, se ha desarrollado la civilización actual. Resulta dificil imaginar las condiciones de la tierra antes de la aparición del hombre.
Sin embargo, estas gigantescas transformaciones ocurrieron realmente, y se han encontrado algunas pruebas de estas evoluciones también en el Valle Brembana y, de modo particular, a partir del año 1976, en el territorio de Zogno. Se encontraron muchos peces, reptiles y vegetales fósiles, que, según los expertos, tienen unos 220 millones de años (Triasico Superior) y que demuestran que en esa época existió en el Valle Brembana ( y particularmente en Zogno) un mar no muy profundo, bastante cálido y salado, de costas recortadas y zonas exuberantes de vegetación, similares a las que se encuentran en los arrecifes coralinos de los océanos Atlántico y Pacífico. Los peces y los reptiles, según iban muriendo, se depositaban en el fondo del antiguo Mediterráneo. Como este fenómeno se prolongó durante muchos millones de años, se fueron produciendo estratos de depósitos orgánicos que llegaron a tener desde decenas hasta centenares de metros de espesor. A través de los milenios, estos estratos se petrificaron gracias a las sustancias químicas presentes en el agua.
Cuando, hace 50 millones de años, por las causas ya descritas, se formó la cadena montañosa de los Alpes, los estratos de roca más profundos se elevaron, elevando así los estratos de roca sedimentaria por encima de ellos, es decir, el fondo del mar que contenía los fósiles. De forma irregular, partes de estos estratos llenos de fósiles fueron desplazados a la superficie. La acción de los glaciares, de los ríos y de las lluvias, a través de los milenios, erosionó estas capas superficiales hasta hacer aparecer las huellas de los organismos petrificados. Por encima de estos estratos más profundos, que han podido alcanzar la superficie de modo ocasional y sólo en pocos puntos del Valle Brembana (Zogno, Valle Brembilla y Valle Imagna), se encuentran otros estratos sedimentarios que se han depositado posteriormente. Algunos de estos se depositaron pocos millones de años antes del alzamiento de los Alpes desde el fondo del antiguo Mediterráneo. Éste es el motivo por el que, en todos los Prealpes Oróbicos y en todo el Valle Brembana, podemos encontrar facilmente fósiles de diferentes conchas, gasterópodos de todos los tamaños, erizos de mar y otros invertebrados. En los montes que rodean el llamado Piani di Scalvino se encuentran gasterópodos muy bonitos y de grandes dimensiones (unos 80 cm.). Para terminar, deseamos que todos estos fósiles puedan ser reunidos en un museo, capaz de fomentar el estudio y la recogida sistemática de las excavaciones en los yacimientos de fósiles, que prometan el descubrimiento de nuevos e importantes testimonios científicos.